domingo, 21 de julio de 2019

Rutas vintage: "tourismo" por el Canal de Isabel II (III)

Con esta veraniega entrada finaliza la apasionante trilogía dedicada al sector más antiguo del madrileño Canal de Isabel II, que se iniciaba en la presa del Pontón de la Oliva (en la primera entrada al respecto), terminando junto al Soto de Viñuelas, en esta segunda entrada, ya cerca de la ciudad de Madrid. Recordaremos que las fotografías originales, dentro de la improvisada guía turística que nos lleva por estos lugares, fueron tomadas en 1911.

Pues bien, continuamos nuestro periplo saltándonos, desgraciadamente y por imperativo legal, el acueducto de Valdealeas, uno de los más largos del trazado. Es una pena, pero está incorporado a la finca "Soto de Viñuelas", a la cual, según me ha comentado un amigo de Tres Cantos, no se puede acceder al ser privada. Una pena, ya que sería muy interesante poder visitar este magno monumento.

Nos dirigimos hacia el sur en busca del acueducto de Vallegrande, para lo que cogemos una pista que se adentra en el monte de Valdelatas, al sur del Campus de Cantoblanco, perteneciente a la Universidad Autónoma de Madrid. Recorremos, hacia el este, cerca de 1 km, cogemos el primer desvío hacia la derecha y allí está, escondido en el frondoso pinar, hacia la izquierda.

Situación del acueducto de Vallegrande (La Gaceta de Gea)
Se trata de un acueducto de 47,30m de longitud y 10m de altura máxima, dotado de 7 arcos. El entorno del Monte de Valdelatas es bastante bonito, al menos para los que nos encantan las pequeñas lomas cubiertas de pinos piñoneros, con su amplia copa en forma de paraguas. Un verdadero oasis verde muy próximo a la ciudad.

Acueducto de Vallegrande (La Gaceta de Gea)
Tras visitar este montuoso entorno, nos planteamos un reto: descubrir el acueducto del Sotillo. Y no es porque no se localice cerca del anterior, sino porque no aparece en el mapa topográfico más que con el topónimo "El Sotillo" y, además, el acceso es bastante más complejo de lo que pudiera parecer, confundiendo al explorador más centrado.

Vamos con las señas. Volvemos hacia el norte por la vía de servicio que nos lleva, de nuevo, a Cantoblanco. Encontramos una rotonda que nos lleva a cruzar la M-607, donde alcanzamos otra rotonda. Desde aquí, cogemos una pista hacia el sureste. En el primer cruce, nos desviamos por la pista de la derecha, que pasa por debajo de la vía férrea. Después el cruce hacia el sur, a la izquierda. Desde aquí recorremos un par de kilómetros, sin desviarnos del camino, hasta llegar al paraje "Las Higueras", donde cogemos la pista a la derecha, que nos lleva, al pasar una gran curva, al acueducto. ¿No quedamos en que era un reto?

Situación del acueducto del Sotillo
Y aquí está nuestro monumento, que presenta 72,40m de longitud, 6m de altura máxima y 13 arcos, siendo el más "bajito" de todos si comparamos la proporción entre su longitud y altura máxima.

El vandalizado acueducto del Sotillo, una pena (La Gaceta de Gea)
Nos acercamos campo a través, mientras decenas de conejos saltan alrededor de la maleza, buscando cobijo; hacía tiempo que no veía tantos. Ya se veía venir: en un sitio tan alejado y a la vez cercano de la capital no podían faltar las firmas de los Banksys de pacotilla sobre el monumento, acompañadas de la mugre acostumbrada: trozos de plástico, latas, servilletas sospechosas y demás delicatessen. Luego estos pollos hablan de arte, será del de los demás.

Tras inmortalizar la maltrecha infraestructura volvemos hacia la pista, no sin antes fijarnos en un mojón que sobresale del acueducto en su extremo, mostrando su nombre. Qué agradable sorpresa; reconozco que ver estos rótulos antiguos ya casi enterrados, con esa tipografía vintage, me fascina. Y es que a uno siempre le ha tirado la exploración -encontrar cosas perdidas u olvidadas- más que a un tonto un lápiz, como decía mi padre.

Un singular mojón (La Gaceta de Gea)
Ahora ya sí que nos adentramos en la jungla urbana, en busca de los acueductos que nos quedan hasta llegar al depósito elevado de Chamartín, fin de nuestro largo periplo.

Buscamos el siguiente acueducto, el de Claudieta, sin fortuna, ya que está enterrado bajo la avenida de la Ilustración.

Los desaparecidos acueductos de Claudieta y Valdeperales
Tampoco hay suerte con el siguiente, el acueducto de Valdeperales, parece que "tragado" por el sistema de alcantarillado de la ciudad, por la zona de la avenida de Monforte de Lemos.

Ya en la ciudad: acueductos de los Pinos, Traviesa y Valdeacederas (La Gaceta de Gea)
Menos mal que los tres siguientes sí están conservados, integrados en un gran parque lineal con dos nombres: parque de los Pinos y parque Rodríguez Sahagún. Para acceder cogemos el paseo de la Dirección -denominado así por seguir la dirección del Canal- y aparcamos cerca del cruce de éste con la avenida de Asturias. Entramos en el parque y ahí está, cruzando, casi de forma perpendicular, el paseo principal de este sector del parque, el acueducto de los Pinos.


El acueducto de los Pinos, integrado en el parque homónimo (La Gaceta de Gea)
Presenta las siguientes credenciales: 33m de longitud, 9,80m de altura máxima y 5 arcos. El acueducto está convenientemente pintarrajeado, como no podía ser menos. Al menos, estar integrado en un parque le puede garantizar una cierta supervivencia, siempre que a las autoridades municipales les interese invertir en educar a la masa, claro.

Nos ayudamos del trazado del Canal para llegar al siguiente acueducto, bastante cercano. Para ello tomamos el camino perimetral del parque, dejando siempre a la izquierda el paseo de la Dirección. Tras un breve paseo ahí está, con sus tres arcos, 19,50m de longitud y 9,80m de altura máxima: el acueducto de la Traviesa.

Acueducto de la Traviesa (La Gaceta de Gea)
Con sus tres arcos rebajados, su lámina de agua y su fuentecilla, se podría considerar, como diría cualquier influencer de moda, muy cuqui, para lo que estamos acostumbrados.

Seguimos por el camino perimetral hasta cruzar la calle Capitán Blanco Argibay, que separa el parque de los Pinos del de Rodríguez Sahagún, donde observamos un cartel blanco y azul del Canal. De esos, a estas alturas de la expedición, hemos tenido que ver muchos.

Acueducto de Valdeacederas (La Gaceta de Gea)
Seguimos el camino y, a unos minutos, descendemos hacia una hondonada algo desangelada y dejada de la mano de Dios. Encontramos el sucio y "decorado" acueducto de Valdeacederas, de 5 arcos, 30,60m de longitud y 9m de altura máxima. Una pena. A vuelapluma, a uno se le ocurre que podrían poner unas placas metálicas en estos monumentos para señalar su importancia, pero me temo que eso es pedirle mucho a una empresa suministradora de aguas, aunque luego se jacte de sus fundaciones y demás.


Acueductos desaparecidos de Barrancos y Obispo

Tras éste, nos quedan únicamente tres: el de Barrancos, el del Obispo y el de Amaniel. Del primero no queda nada, del segundo dos arcos en la calle Marqués de Viana y del de Amaniel, todo. De hecho ¿qué madrileño no habrá pasado alguna vez por la calle Pablo Iglesias?
 
Situación del acueducto de Amaniel y del Depósito
Esta vez no necesitamos coger el coche, en transporte público vamos sobrados. Salimos en la estación de Metro Cuatro Caminos. Desde aquí, enfilamos la avenida de la Reina Victoria hasta el cruce con la calle Pablo Iglesias, que recorremos durante diez minutos, hasta que llegamos al acueducto de Amaniel. Se trata del acueducto más largo: 124m de longitud, 10,50m de altura máxima y 17 arcos. Un gran monumento en el que casi nadie repara.

Acueducto de Amaniel (La Gaceta de Gea)
En este caso se hace muy patente la diferencia entre ambos entornos, en sus 108 años de diferencia: el primero, en las afueras de la ciudad; el segundo, plenamente integrado en el centro de Madrid. Llama la atención la diferencia de pendiente del terreno en el lado sur del acueducto, a la derecha de la imagen; parece como si se hubiera rellenado de forma muy patente.

Volvemos a la glorieta de Cuatro Caminos, donde nos desviamos, por la calle Bravo Murillo hacia el sur. A cinco manzanas nos da la bienvenida el que es, probablemente, el monumento más conocido -y original- del Canal de Isabel II: el depósito elevado de Chamberí.

El depósito elevado de Chamberí (La Gaceta de Gea)
De un estilo que yo calificaría como híbrido de neomudéjar y modernismo, este monumento se utiliza, de forma acertada en mi opinión, como sala de exposiciones fotográficas.

Ya sí que podemos relajarnos en su jardín anexo, pensando en todos los acueductos y sifones que hemos visitado desde el Pontón de la Oliva hasta aquí. Algunos más ocultos que otros, pero la mayoría desconocidos y apasionantes.

Y es que no nos damos cuenta de la suerte que tenemos los madrileños: poder gozar de una de las mejores aguas potables del mundo. Y todo eso gracias al esfuerzo de muchas personas, desde hace más de un siglo. Uno de ellos fue don Ramón de Aguinaga, que nos ha llevado, a través de su centenario cuaderno, a explorar, descubrir y aprender a través de su itinerario.

Si don Ramón levantara la cabeza se sentiría profundamente orgulloso, a buen seguro.

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